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Mostrando entradas de agosto, 2010

La pera del marqués

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Mi padre llegó pronto con Alejandro, su nieto, que le servía de lazarillo para transitar el camino de tierra desde la casa de mis hermanas hasta mi cabaña, aunque es un camino que conoce bien pues aquí crió toda su vida sus hortalizas. Eran las diez de la mañana, el cielo lucía un azul limpio, que anunciaba calor, pero no con la mala leche de los días que vienen calentados por los vientos del Norte de África. Recogimos un carrillo de peras del suelo para las yeguas y un par de cestas del árbol para las casas. La tarea nos llevó a la nostalgia de las frutas perdidas que se criaban en la zona. -Pues este año el peral del "marqués" del Olivar Bajo ha dado una buena producción. Es el único ejemplar que queda-afirma mi padre-. Se perdieron las peras de Roma de la Cañada del Estanque, las sanjuaneras de los Patines, y las de limón del Hoyo de los Albejones.-Toma una pausa con la vista perdida en el recuerdo de los sabores que ya no volverán pero que están muy vivos en su paladar y

Rebozado de verano

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Michel Jacobs escribe en "La fábrica de la luz" que Sereno decía, personaje de Frailes, que "cada estación del año tiene su belleza exactamente como cada etapa de la vida".Este libro me ha acompañado estos días de canícula veraniega en mi estancia en la huerta, un lugar que Michel Jacobs describiría como "un lugar, donde las hileras de olivos que convierten la provincia de Jaén en una interminable manta de dibujo repetitivo, se fragmentan en una escarpada y raída mezcla de prados resecos, frutales, almendros, encinares y pinos, extensiones de color ocre pedregosos salpicados de hierbajos y picos blancos tan pintorescos como las montañas de un grabado japonés, tan monumentales como el lienzo de un paisaje del Oeste americano". Me ha hecho recordar que Frailes era el pueblo originario de mi bisabuelo Manuel , el abuelo de mi madre. Debió llegar a Campillo de Arenas a finales del siglo XIX, con sus pantalones " de pirata", y medias negras, como l

El oidio de los calabacines y la suspensión de conciencia

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He descubierto que tengo las plantas de calabacines de la huerta infectadas con un hongo que se llama oidio . Tienen las hojas blanquecinas, como si estuviesen recubiertas de un polvillo blanco. Mi padre le llama "cenizas". Habría podido tratarlas con azufre en polvo, colocándolo debajo de las hojas en una bandeja. Con los vapores que suelta liquiaría al hongo. También podría hacerlo con azufre diluido. Pero no he hecho nada y ahora no sé cuánto tiempo permanecerán con vida. Ayer trajeron la paja . Ahora hay que encerrarla adecuadamente para todo el año. Organizo las tareas para el mes de agosto. Se oye en el patio el canto de los mirlos con su melancólico silbido de almas negras,-como dice el escritor Manuel Rivas -, que añade, que cuando vuelan son como un pentagrama negro. El sol cae a pedazos en este ecuador más caluroso del año. Nos adentramos en agosto con la agenda repleta de actividades, tanto de trabajo manual como de curiosidad intelectual. Nuestros ojos son la